QUERIDO Y ODIADO MINOCIN

TE QUIERO, TE ODIO. ES ASÍ, TE GUSTE O NO, FORMAS PARTE DE MI VIDA Y POR ELLO, TE JUZGO…

Estimado amigo, ya te echaba de menos por estas fechas. Tu retraso me ha sorprendido, han sido meses de suspense esperando con esperanza que este año faltaras a tu cita; aunque nuestro reencuentro ha sido más fuerte que nunca. Ya me parecía extraño que no te hicieras presente en mi ser; pero estás de nuevo aquí, y como tal debo enfrentarte.

Sabes que adoro tu eficacia, pero que difícil es luchar con tus efectos secundarios más allá de los simples farmacológicos. No me gustan los medicamentos, solo los tomo realmente por necesidad, pero contigo haces que me agarre a ti como un clavo ardiendo. Que en mí vuelvan esas inseguridades que me impiden ser como soy, que cambie mi estado de ánimo porque no me veo reflejada ante el espejo; no por darle importancia a mi físico, sino por mi salud, porque haces disminuir muy lentamente los dolores y calores extraños de esta enfermedad tan caprichosa, porque casi siempre cambia mi rostro llegando a un fecha clave, la mayoría de las veces bodas o encuentros familiares y debo recurrir a refugiarme en tus brazos.

Ya son tres veranos que me tengo que esconder del sol porque me atraviesa literalmente la piel, pese a estar protegida contra ello. Cambias mi metabolismo a tu antojo, mi peso en tus manos es como un yoyo, que juegas con él hasta la saciedad. Me cuesta deshacerme de tu dependencia, me atacan temores de volver atrás cada vez que desapareces de mi vida, pero he de seguir y luchar por mis sueños.

Sé que esta enfermedad no es grave, pero sí muy molesta. No son sólo los síntomas que se manifiestan en mi rostro, sino porque me cohíbes ante los demás, porque cada caricia para mí es una tortura, parecerá exagerado pero es así, no siento en mi piel placer, sino una sensación de quemazón y punzadas nada que ver con lo que en realidad significa un afecto de cariño.

Estás sensaciones de quemazón constante y de miles de bichitos correteando bajo mi piel, es lo que peor se lleva de afrontar, porque desde que empieza el brote, hasta que se menguan sus incómodos síntomas, pueden durar semanas e incluso meses, con lo cual no descansas, tan sólo cuando duermes puedes librarte de él, pero al ir despertando vuelve sin contemplaciones. Porque los cambios de temperaturas son difíciles de llevar, porque me afectan e influyen bastante en la rosácea, notando la evolución de los granitos a cada instante, perturbando mi calma.

Por ello apareces tú en mi vida, aliándote cada temporada con una crema diferente, que a veces resalta más los brotes, dejándome marcas en mi piel,  que van desapareciendo a lo largo del tiempo. Años han pasado desde que te conocí y aún sigue conmigo la marca de la primera vez.

Espero que este verano sea diferente, no quiero depender de ti meses y meses, quiero perderte de vista lo más pronto posible. Voy a luchar contra esta enfermedad, he podido retrasar su llegada, ahora puedo acelerar tu partida. Me hago aliada yo, de cremas que lo combaten, de esa playa tan beneficiosa para mi piel, de ese apoyo recibido por mis familiares y… sé que ganaré esta partida. Ya te vencí en otras ocasiones, ahora tengo más ganas que nunca. Porque no entras en mis planes; la profesión a la que me quiero dedicar y cultivar es un camino de mucho trabajo y tú no pintas nada; para mí eres un estorbo, porque no realzas mi trabajo y como tal debes marcharte.

Sé que hay cosas peores en esta vida, y doy gracias a que tan sólo tengo estas molestias y mi salud y la de la gente que me rodea es buena. Pero hemos de ser fuerte y luchar contra cualquier enfermedad por minúscula que sea. Una persona muy querida me mostró que hay que ser valiente, poner buena cara al dolor y luchar contra él hasta el fin, ser feliz cada día y demostrarle al mundo que se puede superar cada reto que nos propongamos, porque somos fuertes y podemos conseguir lo que deseemos si realmente nos lo planteamos.

Quizás te culpo a ti, Rosácea, de todos mis males, y quién sabe, a lo mejor soy yo la culpable de todo ello. Sé que tus aliados son el estrés y los agobios, y a veces me dejo llevar por ellos, quién no lo hace en esta vida. Pero eso va a cambiar, viviré con más optimismo cada día, afrontaré cada revés que me des. Puede que me hundas los primeros días, e incluso cuando haces temblar mi ser porque un granito se revienta y el dolor es tal que casi me hace vomitar, pero resurgiré para salvarme de esta situación.

Creo que estas palabras pueden ayudar a otras personas y por eso lo hago. A mí esta carta me motiva a ser más fuerte y levantarme cada mañana con más ganas de enfrentarme al mundo. “Si yo puedo, tú puedes”. Ten esa frase presente, a mí me ha servido para afrontar muchos obstáculos. La vida no es un camino de rosas, como se suele decir, pero hay que vivir, ser feliz o buscar nuestros estímulos de felicidad a cada instante.   

QUERIDO Y ODIADO MINOCIN, EMPEZAMOS EL CAMINO DEL FIN DE LA ROSÁCEA, ESPERO QUE TU ESTANCIA SEA MUY CORTA Y QUE LA SALUD SEA MI MEJOR ALIADA.